Un adolescente descubrió la ubicación del avión de Elon Musk. Resulta que el chico era solo su doble. Reveló la información sin saber que ya se había extendido a las personas a través de Twitter.
No lo sabía porque la compañía que le vendió la fecha lo hizo por él. Después de recibir información diversa, la organización tuvo que contactarlo personalmente para confirmar la información.
Todo se vuelve muy complicado cuando se vende información no verificada a varias personas y aparece en Internet. Entre ellos estaba Joe Brown, un propietario de una granja que no quería tener nada que ver con Elon Musk, diciendo que el multimillonario tecnológico le dio casi cincuenta millones de dólares sin ninguna razón.
Otro adolescente, cuyo nombre es Sweeny, se siente ofendido por la acusación hecha en su contra. También lo acusaron de vender información. Creó una red de bots para analizar datos de vuelo no personalizados de la FAA y datos de tráfico en vivo para averiguar dónde estaba la línea.
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